sábado, 3 de octubre de 2009

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El Diario Sur publicaba hace unos días en su edición digital:

Benalmádena busca remedio a su deficitario transporte urbano

El Ayuntamiento negociará con Portillo cambios tanto en la concesión como en la red de autobuses, en la que sólo opera una de las tres líneas que arrancaron en 2006. Descartan por "inviable" crear una empresa municipal para siete vehículos


Si hay un servicio municipal que resulta a todas luces deficitario en Benalmádena, ése es el transporte urbano, que acumula una carga que ronda los 1,8 millones de euros que el Ayuntamiento debe abonar a Portillo, empresa concesionaria de la llamada 'línea naranja'. Para evitar que esta sangría para las arcas públicas vaya a más, el equipo de gobierno tiene previsto mantener en los próximos días un encuentro con responsables de la mercantil para plantearles su intención de modificar el contrato de concesión del servicio de autobuses, ya que cuando éste salió a concurso se hizo ligado al monorraíl, proyecto que finalmente quedó descartado. Esta circunstancia lleva implícito que, desde la puesta en marcha del transporte urbano (el 1 de marzo de 2006), al municipio se le «están aplicando unas tarifas establecidas en base a un número de usuarios que no se corresponde con la realidad, así que, una vez que se ha anulado el monorraíl, se puede encontrar una solución consensuada».
Son palabras del concejal de Transportes, Rafael Obrero, que se ha marcado este asunto como una «prioridad», aunque no descarta la posibilidad de rescindir el contrato si las negociaciones no llegan a buen puerto. El acuerdo suscrito en 2006 fijaba en 600.000 euros el canon anual que recibiría Portillo a cambio de prestar el servicio, aunque el tiempo ha demostrado que la venta de tiques no genera siquiera cien mil. Las cuentas eran claras: un desfase de 500.000 euros anuales que la anterior Corporación fue reduciendo en varias fases a través de una reestructuración de las líneas.
Precisamente ese recorte supone otro frente abierto en el servicio en sí, cada vez más devaluado. De las tres líneas que se pusieron en marcha en 2006, a día de hoy sólo queda una, la L-2, que en su trayecto desde la estupa budista hasta Torrequebrada recoge parte de los huecos dejados por las otras dos rutas, si bien la mayoría han sido sustituidas por la red interurbana que enlaza Benalmádena con Fuengirola, Mijas y Torremolinos. «Hay muchas zonas del municipio que se han quedado fuera, así que nuestra labor pasa ahora por intentar cubrir toda la demanda», apuntó el edil.
Sociedad pública
Lo que sí que va a quedar aparcado, al menos de momento, es el proyecto del anterior equipo de gobierno de crear una sociedad municipal de transportes, para lo que se adquirieron siete autobuses de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) de la capital. «No tenemos voluntad de ponerlos en funcionamiento porque no reúnen las condiciones idóneas para un municipio como Benalmádena, ya que tienen cerca de 20 años y, según los técnicos municipales, como mucho les quedan dos años de vida», resalta Obrero. Aunque la principal razón para rechazar esta iniciativa es económica, ya que disponer de la infraestructura y la plantilla necesarias «lo hacen inviable con la actual situación del Ayuntamiento».

Un saludo portillero.

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