De nuevo, el caos

No, no es en los momentos de calma -con tiempo para que las decisiones se puedan tomar tranquilamente y hay templanza para organizarse y hacer los cálculos pertinentes- en los que se revela la capacidad de resolución, la operatividad y las ansias de recobrar mercado de una empresa. NO. Es en los momentos de exigencia, en los picos de afluencia de viajeros, en los días de más desplazamientos del año. Ahí, y justamente ahí es cuando se comprueba la capacidad para lanzar un bocado y recuperar las vitamitas que la tan subrayada crisis nos está eliminando de nuestro cuerpo.

Y es ahí cuando vemos que no avanzamos y me váis a permitir que, de nuevo, vuelva a hablar de mi base, Algeciras, alejada de todos y de todos pero, sin embargo, en el centro del huracán en determinados momentos. Durante el pasado fín de semana la afluencia de viajeros ha sido extraordinaria, el Sábado por la tarde ya podíamos hacernos la idea de lo que se nos venía encima- ningún refuerzo, ni en la taquilla ni en los servicios-. El Domingo, uno de los dos o tres días excepcionales del año, refuerzo típico de taquilla de 13 a 19 horas, coches y más coches de refuerzo. Y rezar para que no ocurriera nada . El resultado: todos los servicios completos, y deseando que acabara el día para cerrar la taquilla.

Pero el lunes, ¡ay!. El lunes que se preveía movido, por nosotros claro, porque la empresa sólo había previsto tres refuerzos, nos llegó la avalancha. ¿ Y qué pasó ?, pues cientos de personas haciendo cola en una taquilla con una sola persona. La misma que está encargada de coger el teléfono, dar información, resolver problemas, etc, etc. Y entonces... pues a tomar decisiones. Afortunadamente y gracias a la amabilidad, al compañerismo y a la profesionalidad de esa persona, la compañera Isabel de Estepona, -la misma a la que algunos miembros de esta empresa calificaron de ladrona al "desaparecer" una de sus liquidaciones que (misteriosamente) apareció al cabo de unos meses- abrimos las dos taquillas ( que no estaban previstas ) y nos dispusimos a intentar campear lo que se nos venía encima. No había nada más preparado. Los coches se buscaron (y algunos se encontraron) con ansiedad , pero ya era tarde, desde las once de la mañana la taquilla de Portillo estaba colapsada. Cien o doscientas personas en cola para una sóla taquilla y para unos pocos de autobuses. Y, para colmo, sin cambio, ¡ nos quedamos sin cambio!, tuvimos que movilizar a toda la estación de Algeciras, la taquilla de La Línea y la de Estepona para que nos buscaran cambio. Media hora de desesperación buscando cambio y la ventanilla parada...sin comentarios.

Nuevamente, y van..., padecimos la falta de previsión, la absoluta incapacidad de un programa informático de ventas que no es capaz de asimilar el volumen de ventas y de gestión de esos momentos (y de muchos más), la improvisación y la ausencia de una gestión eficaz e interesada en captar viajeros. Tan simple como eso. Si estamos en crisis, ¡ que sí! que todos lo sabemos. Pues a trabajar, a dar el callo, y a dar bocados por el viajero. No a mantenerlos horas en una cola a cincuenta metros de la taquilla, sin saber qué pasa ,...si hay billetes,...si van a poder regresar a casa. Porque se van, ¡ sí , se van !. O mejor dicho, los echamos.

Un saludo portillero y muchísimas gracias a Isabel: Eres una máquina, campeona.