Vive la empresa en sus intestinos ese incomprensible y sorprendente comportamiento del inexperto recién llegado. La urgente e imperiosa necesidad de dotar de movimiento lo inmovilizado, de hacer ver que se hace algo aunque no se sepa bien ni cómo, ni por qué. Que se vea que se hace algo... aunque sea mal.
Pero claro, a todos los efectos eso no se hace unilateralmente, el cambio se cuela enmascarado en la "comodidad del cliente" o en una "demanda del viajero" que solo ven unos pocos. Porque, si así fuera, ¿ cuántas demandas hay no atendidas ?, ¿ no demanda el cliente mejores horarios ?, ¿ no demanda el cliente mejores autobuses ?.
Ahora, tras modificar el formato de los billetes, con unos billetes en los coordinados que deberíamos dar con las correspondientes instrucciones para su comprensión, la empresa ha decidido vender los billetes con los asientos numerados. Al parecer ha sido tal el clamor popular que se ha doblegado a las peticiones de algunos interesados sin tener en cuenta la decenas de problemas, retrasos, broncas, discusiones que traerá consigo esa medida.
Echemos cuentas, que son sencillas y determinantes, a una cabecera de línea acuden diariamente unos doscientos viajeros para servicios de largo recorrido, seis mil personas al mes. ¿ Sabe la empresa cuántos de ellos demandan billetes numerados ?. ¿ Sabe la empresa cuántos viajeros se quejan de que no lo estén ?. ¿ Sabe la empresa, por ejemplo, que un viajero que demande un billete de Algeciras a Jaén ( 45€ ) no podrá sentarse en los primeros asientos ?.
Seamos serios, bajemos al inframundo, que ahí también hay vida, y preguntemos a los conductores y taquilleros. Consensuemos las reformas, veamos qué es lo bueno y qué es lo malo. Pero claro, para eso hace falta voluntad y, sobre todo, el reconocimiento de que no se está en poder de la verdad absoluta, ¿ o sí ?.
Un saludo portillero.
1 comentario:
Nuestro compañero "El Chato" nos manda el siguiente comentario...
Estas eruditas decisiones me hacen recordar un chiste de Leperos que dice así:
Está el alcalde de Lepe en un pleno hablando maravillas de un viaje que realizó al Reino Unido, donde dice haber quedado impresionado por el buen funcionamiento del tráfico en dicho lugar, por lo que expresaba su determinación de hacer en Lepe una prueba en la que, al igual que en Reino Unido, se circulara por la izquierda, con la firme promesa que, si todo iba bien, pasado un tiempo, también los camiones circularían por la izquierda.
Bueno cada cual que saque sus conclusiones.
Un saludo
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