Hace sólo unos minutos he recibido la llamada de un compañero portillero quejándose ( y lamentándo ) que se estaban haciendo comentarios por parte de una persona que se había identificado con su nombre. En primer lugar lo he lamentado y le he pedido perdón porque, sin duda, si este blog no lo hubiera creado yo, no habría estado en esa situación. Y en segundo lugar me he dirigido a suprimir los comentarios citados para no dar lugar a falsas interpretaciones ni a incomodidades.
Ahora, una vez acomodado para poner este nuevo comentario, me gustaría que pensáramos detenidamente en la situación en la que nos encontramos y pensémos que si hemos conseguido algo, lo hemos conseguido a base de matener la unidad y no creando incertidumbres y mal ambiente entre nosotros mismos. Si echáis un vistazo al contador del lateral, podréis comprobar que hoy, por ejemplo, tenemos más de cien visitas acumuladas. Desgraciadamente, siempre habrá desgraciados hijos de mala madre que no tendrán más valentía que la que se necesita para ponerse un seudónimo con el nombre de un compañero y teclear cuatro idioteces a las tres de la mañana antes de acostarse, Dios sabe en qué circunstancias. Así que me gustaría decirle a este valiente, que no sólo fastidia, jode e importuna a ese compañero, sino que también me lo hace a mí y, sobre todo a el resto de personas que libremente utilizan este medio para conseguir y fomentar todo lo necesario para que la empresa en la que estamos sea cada día más, la empresa que queremos.
Pido nuevamente perdón a el compañero, lamento la situación en la que se ha visto inmerso y ya me comentaréis si nos merecemos o no, que me dedique a moderar los comentarios que se envían a esta página como si fuéramos adolescentes en un triste colegio, o jugamos con las manos limpias y tratamos de mantener la mente centrada en lo que se avecina que no es poca cosa.
Un triste saludo portillero.
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