sábado, 7 de enero de 2012

Me han contado


Me han contado algo triste, algo que pudiera no haber sucedido y que, con toda seguridad, hace algunos años, quizás meses no habría pasado. Me han contado que nos olvidamos que todos estamos en el mismo barco, que hay algunos que no quieren pensar que, mientras que ellos ahora echan la vista a un lado, llegará el momento en el que levantarán sus manos, pidiendo ayuda, exigiendo algo que ellos no merecen. Me contó alguien alguna vez que el respeto se merece, no se exige, y ellos se olvidaron de eso, ellos y algunos más.

Me contaron que el pasado 31 un compañero se quedó averiado a las nueve y media de la noche a diez minutos de su casa. Me contaron que nadie, nadie, pudo sustituirlo ¿pese a haber compañeros de guardia?. Adiviné que ese compañero, pudo haber llamado, advertido de su avería, señalizado el vehículo y haberse marchado a tomar sus uvas, a recibir el año como Dios manda, con su familia. Pero no lo hizo, allí se quedó, junto con el gruísta que finalmente trasladó el vehículo, alguien a quien no conocía pero sí estuvo allí, donde le correspondía.

Me contaron que nuestro compañero y su familia se tomaron las uvas a la una y media de la madrugada, mientras que la gran mayoría ya celebrabamos con holgura la entrada del año. Y en ese momento, mientras conocía esa historia, tuve la certeza de que él durmió con la conciencia tranquila, quizás no como otros. Feliz entrada de año.

Un saludo portillero.

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