jueves, 23 de febrero de 2012

Cómo nos gusta


Cómo nos gusta. Cómo nos gusta descubrir infiltrados en las manifestaciones estudiantiles, denunciar que no todos eran tan jóvenes, que no eran ni siquiera estudiantes. Que el golpe del policía fue un amago y que nos quieren manipular. Que entre esos que protestaban por tener calefacción o folios y que lucharon contra unas fuerzas del orden cuya movilización costó diez veces más, había mucho violento, perroflauta...cómo nos gusta.

Disfrutamos buscando la verdad que ellos quieren que busquemos, nos lanzan una salchichita y allá vamos a por ella, correteando y mostrándola sin comerla no vaya a ser que no hagamos lo correcto. Hoy son los estudiantes, ayer los sindicatos, los relojes de Cándido Méndez, hace una semana los funcionarios, antes los parados andaluces. Debemos ser conscientes que esa no es nuestra lucha. Que somos y pretenderemos ser gente honesta. Que entre los trabajadores y estudiantes que nos levantamos cada mañana a dejar lo mejor de nosotros hay gente pésima, sí, pero es que somos muchísimos, infinitamente más que esos que, desde periódicos, radios y televisiones tratan de distraer nuestra mirada. Los que se levantan sabiéndose intocables, sin el acecho del desahucio, con su potente coche, sus hijos en colegios de pago , su sanidad privada. Ellos son el objetivo, señores, ellos son los miserables, engañabobos, parlanchines monicacos que nos tratan de manipular todos los días.

Abramos los ojos, alejémonos del cotilleo y veamos la realidad. Sobre una queja de un estudiante hay, ante todo, una causa justa. Sobre el desahucio de una familia, de la condición que sea, hay una injusticia que llevan a cabo unos bancos que se forraron con nuestro dinero y esfuerzo y no han revertido esos beneficios en esta sociedad. Sobre el descrédito de unos sindicatos que deben y están obligados a defendernos, está esa derecha empresarial que después de alejar las ganancias de estos años se frota las manos observando ese ring en el que hemos convertido ese nuestro día a día de nuestras peleas y desencuentros.

Ya basta. Solo basta pensar un rato, que es lo que no desean, y ver la realidad.

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