miércoles, 20 de junio de 2012

Noventa años no son nada

Ha transcurrido medio año ya y nadie parece haberse dado cuenta de este aniversario. La empresa, nuestra empresa, cumple noventa años. Cierto es que las circunstancias no están para muchas celebraciones, pero pensamos que, al menos, la nonagenaria se merecería un reconocimiento por parte de sus dirigentes y así sacarle un poco de brillo al acontecimiento.

A diez años del centenario, nuestra segunda casa se ha remodelado, reacondicionado, trasladado, decorado y pese a todo sigue tan viva y radiante como antaño. Por ella han pasado cientos de trabajadores y usuarios que enriquecieron su historia y la llenaron de anécdotas, tristes algunas, y energéticamente divertidas otras. En medio de esos más o menos radicales cambios, es curioso que nadie se atreviera a cambiarle el nombre, "El Portillo" continúa por esas carreteras de Dios, y ya se sitúa entre esa élite de símbolos de la Costa del Sol que nos sobrevivirán y  quedarán como parte de ese camino a medio recorrer entre la tradición y la modernidad.

Nosotros, y ellos, los que ya no están y estuvieron, también allanamos el sendero, más o menos orgullosos, más o menos convencidos de que lo que hacemos tiene su fruto. Mientras llega el centenario, hoy abrí mi personal botella de champán y brindé por ella, esa viejecita que nos sigue manteniendo a cubierto pese a todo lo que está cayendo. Digo yo, que también se merecería un reconocimiento público y oficial... ¿o no?.

Un saludo portillero.

No hay comentarios: