viernes, 24 de abril de 2009

Inspectores fantasmas

Lo que comenzó como una seria advertencia por parte de la empresa, poco a poco se va convirtiendo en un triste goteo de compañeros aquejados de un serio problema: La faltas en su recaudación y los problemas en las inspecciones a sus servicios.

Desde la última Reunión Paritaria en la que la empresa nos manifestó sus descubrimientos y revelaba que había conductores a los que se les "echaba de menos" hasta un diez por ciento de su recaudación, los inspectores han abierto más de media docena de expedientes sancionadores por este problema. Los afectados por ellos son principalmente conductores de la Costa y es allí donde se han centrado las primeras inspecciones exhaustivas. El sistema adoptado por la empresa pasa inicialmente por inspecciones anónimas, hechas por lo que se ha denominado como "inspectores fantasmas". Una vez descubiertos a los infractores, la Jefatura de Inspección destaca a uno de sus miembros para que efectúen una inspección "in situ" , ésta incluso se puede llevar a cabo a los pocos minutos de percatarse del problema. Una vez comunicados los expedientes a los representantes de los trabajadores la empresa está procediendo a trasladar a algunos de los conductores a la espera de establecer la sanción pertinente.

Los momentos actuales son delicados, a ninguno se nos escapa, y debemos de ser conscientes y valorar lo que tenemos entre manos. Un puesto de trabajo en la actualidad es oro puro y como tal estamos obligados a conservarlo. La empresa nos ha manifestado por activa y por pasiva los problemas por los que atraviesa, así que el que se equivoque corre el riesgo de sufrir las consecuencias del interés por rentabilizar los resultados. Pero ello no es todo, manteniendo ante todo la presunción de inocencia de todo aquel al que no se le demuestre su falta, el que meta la mano, nos la mete a todos, y en todos los aspectos. Porque no todo es llevarse el dinero que no corresponde a casa, no, el que se lleva ese dinero nos usurpa argumentos a la hora de reclamar aumentos, pluses y otros incentivos y, por tanto, nos está desmontando las razones para valorar nuestro trabajo como tal.

Así que apliquémonos todos, seamos responsables y pensemos en el perjuicio que se hace al prójimo, que ahora y más que nunca no es lo mejor que nos pudiera pasar.

Un saludo portillero.

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